martes, 1 de octubre de 2019

Plena atención en ti




En mi día a día en el trabajo he aprendido muchas cosas sobre los niños y como tratarlos y una de las cosas más importantes que he aprendido es  que si quieres que un niño se tranquilice no te tienes que centrar en él ni en la manera de calmarlo. La clave está en centrarse en uno mismo.  Si te centras en ti, te examinas y miras en tu interior te darás cuenta de que la gran mayoría de veces que un niño está agitado, tú también lo estás.  Si trabajas tu interior: tus pensamientos, tu respiración, tu energía, te intentas relajar y pensar positivamente verás como todo fluye mejor.
Uno de los momentos más tensos y complicados en mí día a día de mi profesión es la hora de la siesta. La hora en que los niños tienen que dormir, porque ellos realmente están cansados y necesitan dormir aunque ellos no se den cuenta de eso.
Antes de comprender que tenía que prestar atención en mí, intentaba conseguir que los niños se relajaran. Pero yo seguía estando nerviosa y agitada. ¿Qué conseguía? Pues obviamente que los niños no se relajaran, entonces yo me ponía más nerviosa y mi estrés se elevaba porque en la guarde tenemos unos horarios que cumplir y los niños tienen que dormir en unas determinadas horas. Como no lo conseguía me ponía más tensa y mis pensamientos en aquel momento eran algo así: si no consigo que se duerman no me dará tiempo de hacer la pausa, entones tampoco podrá hacer la pausa mi compañera, tampoco nos dará tiempo de terminar las manualidades que tenemos que hacer, ni tampoco podremos rellenar unos documentos que tenemos pendientes, etc. Esos pensamientos me ponían mucho más nerviosa y los niños notaban mis nervios. Los niños pueden sentir como te sientes tú. Si tú estás estresada, ellos también lo estarán.
Una vez has conseguido centrarte en ti y autoregularte para estar relajada en ese momento lo siguiente a conseguir es que entiendan que no pueden dominarte. La que decide las cosas importantes eres tú, como madre que eres, o como educadora o como persona adulta a cargo de esos niños. Este paso es muy importante también y no hay que titubear, pues si los niños notan que pueden hacerte sentir mal para que retrocedas ellos habrán aprendido que pueden conseguir lo que quieran con su actitud. Por ejemplo: si un niño llora y llora y llora, llegará un momento en el que estés muy agobiada y es muy normal, lo entiendo pero no cedas. Si cedes tendrás que empezar de nuevo y será más complicado que antes. Cuando un niño entiende que tiene que respetar tu decisión y que hay unos límites no va a continuar luchando. Pero si tú cedes al igual que si tú luchas contra ese niño o contra esa situación, ya sea gritando o haciendo algún tipo de gesto con la mano o perdiendo los nervios, entonces nunca va a respetar tu decisión sino que va a empezar una lucha de egos sin fin. Si, digo una lucha de egos porque el niño tiene ego pero tu querida amiga o amigo también lo tienes J
Sin ego no hay lucha, solo respeto mutuo.
En la guardería donde trabajo tenemos una pedagogía que respeta al niño en todas las áreas pero eso no quiere decir que los niños no deban tener límites. Sobre todo en situaciones donde ellos aún no saben que es lo mejor para ellos o que es lo que quieren.  Hay veces que me he encontrado con niños que decían que no querían dormir pero tenían los ojos bien rojos, cansados y se frotaban los ojos con las manos. Ellos dicen que no quieren dormir pero la realidad es que no pueden dormir, hay niños que necesitan ayuda y esa ayuda que necesitan se llama calma.
Yo trabajo de esta forma: si un niño me dice no quiere dormir le doy dos posibilidades a escoger. No tiene que dormir si no quiere, eso es lo que le digo pero tiene que quedarse tumbado en su colchón. El puede elegir si duerme o no.
Cada niño es distinto y por eso no se puede aplicar la misma técnica con todos los niños pero la base es esa. Por ejemplo, hay niños que prefieren dormir en el suelo o en otra parte, entonces tienen que permanecer tumbados en el suelo, ellos deciden si duermen o no. Os aseguro que el 99% de las veces acaban quedándose dormidos.
Podéis hacer la prueba con vuestros hijos o alumnos si queréis, simplemente decid con tono tranquilo y seguro: Quiero que te quedes tumbado en la cama. Puedes decidir si duermes o no pero quiero que te quedes en la cama.
Claro que a la primera no va a funcionar, pero recordar que es muy importante no ceder. Hay que ser constante J
Y si el niño o niña patalea, llora o grita tu mantente serena, como si no estuvieses escuchando o viendo nada.  En algún momento el niño entenderá que da igual lo que el haga pues tu no vas a ceder.




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